lunes, 21 de enero de 2008

Aventuras ansiosas en el Cerrito.

Aventuras ansiosas en el Cerrito.


Venía en el 174 pasado el mediodía. El aroma de las Señoras perfumadas se mezclaba con el sudor de los que no se bañan, pero ni éste aire espeso podía sacarme esa tentación. Yo tenía ganas hacía tiempo, y no puede ser que lo siga posponiendo, ¿acaso lo espeso del aire dentro del ómnibus, modificaba los deseos? . Me lo merezco, no soy diferente a otros, ¿porque no? Porque no importa cuantas veces ni la cantidad sino ese sabor... ¡¡Vas a quedar mal si te ven!! ¿Y que? También debes considerar a los que no llegan... ¿A cuantos placeres yo no llego? me los friegan en la cara desde la TV y ni me inmuto, pero a ese sabor tengo derecho!! Antes era popular pero ahora subió la cuesta!! Y , ¿No vivo en el Cerrito? He, he! Yo también subo la cuesta llegando a mi hogar. ¡Que tanto barullo! Hoy me saco las ganas, bajo del ómnibus, entro al almacén y después una cuadra a casa nadie se dará cuenta. ¿Me arriesgaré? Si me ven ... fui, fui y fui. Al final a ellos que les importa mi vida. Cada cual en lo suyo es el modo de mamar, no! no! Cada chancho en su seven up hace la suya. No! No! No me acuerdo ese dicho, pero ya está decidido. Bajé del 174, caminé tres cuadras entré al almacén y compre uno, antes de salir lo escondí entre papeles, me costó Diez pesos, que no se vaya a saber!!! Caminé esa cuadra, miraba a los costados saludando a los vecinos, pero ellos al saludar miraban la bolsa blanca, no a mi. Empecé a tener dudas y caminaba normalmente, pero no llegaba nunca a la esquina. Otra vez un saludo y la mirada fija en la bolsa. No soporto esta tensión. Puse la bolsa contra un álamo, y me retiré a mirarla desde lejos. ¡Como no me di cuenta! ¡Tuve que darme cuenta que eso pasaba! Las bolsas son tan finas que a pesar de ser blancas se veía el rojo y rojo es sospecha segura. Al fin llegué a la esquina me faltaban cuatro casas, y siento pasos, muchos pasos. ¿Porque me seguían? si nunca me dan mas bola que un saludo y si pueden dan vuelta la cara. Estoy a dos casas de la mía, todos en mi cuadra se asomaron a ver, un papelito cayó de mi bolsa, lo levantó Doña Rosa, lo leyó y grito: ¡Diez pesos le costó! Apuré el paso. Llegando a casa giro rápidamente para entrar y abrir el portón de los apartamentos, adentro y cerrado no oiré nada. No debí haber girado tan rápido, por la inercia la bolsa quiso seguir y se rajó el plástico, no se como consiguen que sean tan finas esas putas bolsas “camiseta”, vi el color rojo nublado, rodaba ahora bajando la cuesta, todos vieron pasar el tomate. Me encerré en casa. Voy a esperar a la noche sin prender la luz y me mudo hoy... Ya se oían los gritos: ¡¡Diez pesos... po... un t....mate!! ¡¡Nuevo ricoooooooo!!


Albertico.

11/2007

*Por el uso en otros foros de este cuento comunicarse con http://www.blogger.com/alberto3alberto@gmail.com este pedido se refiere a mi interés en saber donde se usa y quien, mas o menos como cuando uno desea saber en que están sus hijos, gracias*

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