jueves, 14 de febrero de 2008

El Día de La Madre.

12/02/2008.


El Día de La Madre.


Cuando llegué a la casa ella ya la había elegido para tener su prole. No la vi hasta el segundo día, la gata blanca y negra salió de entre unas maderas hacia el jardín y me rezongó. Le pregunto:
- ¿que hacés acá, vos no sos de la casa?
- Vine a parir a mis hijos y elegí éste lugar. ¡Llegué primero que vos!
- No hay problema me gustan los felinos, pero yo no me hago cargo de tu vida – salen desde detrás de ella 3 gatitos que ya caminan solos – ni de tus hijos, ¿de acuerdo?
- No necesito más que el lugar.
- La casa es grande y el lugar que tomaste no lo necesito, vive tranquila.
Los gatitos, asustadizos, ni se me arrimaban. Ella cerca del ½ día salía y volvía al rato, seguro que iba a comer a su antigua casa y seguro también que la echaron de allá. Se mantenía fuerte y sus tetas llenas de leche están irritadas del uso que le dan sus 3 gatitos.
Ellos al pasar los días y ver que no los daño empezaron a acercarse a mi mas confiados, cada vez que lo hacían ella tomaba la delantera territorial y me rezongaba. Una vez se arrimó más a mí y se dejó acariciar. Después les empecé a dar algo de leche, sólo algunas veces. Un día experimenté llenarles el recipiente de leche a mi lado estando yo sentado en la escalerilla que crece desde el portón de entrada al jardín. Con dudas, idas i venidas terminan al fin tomando los 4 cerquita mío. La acaricio y no se enoja.
- Mirá que esta leche es una ayuda, no significa que te voy a alimentar siempre. Cuando sea grandes tus hijos se van, se quedan, pero se arreglan solos.
- Yo hago lo que se me antoja.
- Ya se, solamente te cuento lo que yo voy a hacer.
Ayer me tocan el timbre, era una Sra. Y su nieta pidiéndome si no les podía regalar un gatito.
- ¡Aquel! El negro y blanco de varicita negra.
- Me gustaría que lo llevaran, ya comen solos. Va a ser difícil que lo pueda agarrar.
- ¡Hay Sr. Si pudiera! Mi nieta los ha visto y quiere uno.
- Traigo leche y lo intento.
Se de gatos y sabía que si podía agarrarlo me iba a morder todo. Darlo para que lo cuiden bien aliviar a la madre en su amamantamiento podía ser bueno. Un presentimiento me decía que la madre se iba a enojar. Traje la leche y les serví. Luego de múltiples intentos, intentos fallidos, intentos casi logrados, pude manotear al pequeño. Me mordió fuerte con sus finitos dientes- como corresponde- y gritó:
- ¡¡Mamá!!
Era seguro que ella se enojaría. Dejó de tomar la leche me atacó. Si comparamos el tamaño de un gato frente a un ser humano debemos imaginarnos enfrentándonos a un bicho de 12 metros de altura. Se le erizaron todos los pelos me mordió una pierna.
- ¡A mis hijos no los tocás!
La quise asustar y me mordió el pie con que la quería alejar. Solté al gatito, ella miró que él se pusiera a resguardo y siguió atacándome.
- ¡Esta no te la perdono!
Se retira toma distancia y corre hacia mí y me muerde y araña la otra pierna.
- Ya está te dejé tu gatito libre.
- ¡No te perdono!
Era mi culpa, pero ya estábamos en guerra y ella no cesaba los ataques y le di una patada. Suspendió sus ataques. 8 ojos felinos, chispeantes, me miran desde su escondite.

Hoy el ardor de los colmillos en mi mano y piernas me recuerdan que hay límites que se deben respetar. Me gustaría haber sido uno de sus hijos.
A las gatas no se les regala nada el Día de La Madre. Tampoco lo exigen.

Albertico,
13/02/2008.









*Por el uso en otros foros de este cuento comunicarse con alberto3alberto@gmail.com éste pedido se refiere a mi interés en saber donde se usa y quien, mas o menos como cuando uno desea saber en que están sus hijos, gracias*

1 comentario:

Albertico dijo...

Claro que tiene razón la gata, ¿como le vas a tocar un hijo?